Me llamo Balbino Monleón y tengo una enfermedad mental. El otro día, cayó en mis manos una publicación que decía que hay que destinar más recursos a la salud mental. Porque vamos muy por detrás de los países de nuestro entorno.

 

En cuanto a cirugías y trasplantes, somos un país pionero y en ese aspecto la sanidad española es de las mejores del mundo, pero en cuanto a enfermedades crónicas, como lo es la enfermedad mental, no. Por lo tanto, hacen falta más, psiquiatras, psicólogos, terapeutas… que traten a los enfermos mentales. Y digo yo ¿Y si los curamos en vez de tratarlos?

 

Dicho esto, hay que explicar con detalle, cuál es la diferencia entre curar y tratar. La industria farmacéutica, en su afán de obtener pingües beneficios, se empeña en desarrollar tratamientos para las enfermedades. De forma, que si a mí me hace falta un pinchazo cada 28 días, como es el caso, me garantizan que ese tratamiento no me va a faltar durante el resto de mi vida, pero eso sí, no puedo faltar a mi cita con el ATS, para que me pinche el neuroléptico que me ponen. ¡Ojo!, esto no es una cura efectiva, es un tratamiento que te mantiene estable y controlado, pero nada más. La enfermedad no desaparece, porque sigue estando ahí; y eso precisamente, es lo que la industria farmacéutica quiere. Que la enfermedad no desaparezca, para seguir vendiendo sus tratamientos y ganando dinero. Porque si desarrollan una cura efectiva para la enfermedad y la erradican por completo, pierden los ingresos y el negocio. Quizá habría que decir lo mismo de los profesionales que nos atienden, como psiquiatras, psicólogos, terapeutas y demás, quienes perderían su trabajo si desarrollaran una cura efectiva.

 

Yo sé que no me van a curar, pero no solo porque no hay una cura efectiva para mi enfermedad, sino porque no se investiga en desarrollarlas. Solo se investiga aquello que produce beneficios a la industria farmacéutica, que son los tratamientos. Y lo que es peor, no se hace nada por curar, no se destinan recursos a curar, sino a que acudas a seguimiento de tu unidad de salud mental, a que te den la medicación y en definitiva a que te mantengas controlado y estable.

 

A mí por lo menos, esta situación ya me cansa. Porque no quiero más tratamientos para mi enfermedad, ni más seguimientos por parte de salud mental, lo que quiero es, no ya que me curen, sino saber que hay alguien que se preocupa por desarrollar curas efectivas para las enfermedades crónicas, por destinar recursos a curar a los enfermos mentales, en vez de vernos como un puro negocio. Porque tal cual están las cosas, eso es lo que somos.

 

Tener que ponerte un pinchazo cada 28 días durante el resto de tu vida, no deja de ser una condena. En la cárcel, hay una frase que dice así: “De aquí se sale”. De la enfermedad mental, no. Esto es duro, pero es así.

 

Imaginemos por un momento, que un científico lumbreras desarrolla una vacuna contra el cáncer. De manera, que si te pones esa vacuna, ya no te puede afectar ningún tipo de cáncer. Es por poner un ejemplo. ¿Nos damos cuenta de lo que eso supone? Ello supondría, que todos los médicos especialistas en oncología, deberían marcharse a su casa, porque se habría acabado el trabajo para ellos, al erradicar la enfermedad. Además, todas las empresas y trabajadores que desarrollan máquinas para el tratamiento del cáncer, como la radioterapia por ejemplo, deberían marcharse a su casa también. Las compañías farmacéuticas que desarrollan tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, a su casa también. Los hospitales especializados en el tratamiento del cáncer, como el M.D. Anderson Center de Houston con sus 20000 trabajadores, lo cerramos, y como ese otros muchos.

 

Entonces, la pregunta que yo me hago es la siguiente: ¿La clase política, en que tesitura se halla? ¿Hay un error de concepto en cuanto a tratar las enfermedades y no curarlas? O por el contrario ¿Se trata de mantener el sistema así y ayudar a las empresas farmacéuticas a maximizar beneficios y mantener todos esos puestos de trabajo que he mencionado anteriormente? ¿Realmente les interesa curar las enfermedades? Es más, ¿La sociedad quiere se curen esas enfermedades? O ¿hay unos intereses creados en torno a ellas?

 

Balbino Monleón Mechó

 

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1 comentario

  1. Creo que el sufrimiento psíquico es algo que está estrechamente unido a la naturaleza del ser humano igual que lo está la alegría. Y no pienso que se pueda (ni se deba) acabar con eso. Lo que comparto de la reflexión de Balbino es el escaso interés de políticos y técnicos por mejorar los tratamientos y/o las condiciones de vida de quienes padecen este sufrimiento con tanta intensidad y asiduidad que les impide disfrutar de la existencia. Hay un modelo médico dominante para entender y tratar con el sufrimiento y el dolor que se replica de forma automática y acrítica pese a sus fracasos y a su incapacidad de curar los padecimientos psicológicos. Y los intereses son tan grandes y tan espurios que se ha decidido que son sufrimientos incurables y crónicos. Todo para no empezar a instalar en los sistemas públicos de salud las alternativas que ya existen y cuyos resultados están bien contrastados, son respetuosos con los derechos de las personas y producen más satisfacción en quienes los reciben.

    Gracias y besos !
    Miguel

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