¿Qué te sucede?, querida y, a la vez odiada angustia:

Le escribo esta carta porque ha llegado un momento en el que ya no soy capaz de “aguantarla” más, puede que usted no sepa los motivos por los que lo hago, pero a continuación se los explicaré todos.

En primer lugar, le tengo que decir que estoy muy cansada de usted y de su “actitud”, últimamente me está “visitando” tan a menudo que está resultando verdaderamente difícil descansar y poder respirar.

Entiendo que es su “trabajo” y que, muy posiblemente, no sepa hacer otra cosa porque ha estado toda la vida conmigo y ahora, sin más, le pido que me “abandone” pero intente comprenderme, llevamos toda una vida “juntas” y ya es hora de que cada una tome su camino, el camino que más le interese y le favorezca.

En mi caso es seguir adelante y darle paso a su compañera “serenidad”, a ella apenas la conozco pero, las pocas veces que he tenido el placer de “coincidir” con ella ha sido verdaderamente agradable y reconfortante.

Puede pensar que la “abandono”, pero créame, no es así, únicamente pongo distancia entre nosotras, distancia que, a fecha de hoy necesito urgentemente. Quiero que sepa que no todo ha sido negativo durante nuestra “convivencia”, también hemos tenido momentos muy bonitos, momentos como cuando, por ejemplo, esperábamos el resultado de un examen, cuando he tenido que tomar decisiones difíciles…, también, usted, ha estado ahí.

Pienso que sin su “ayuda” estos momentos habrían sido muy diferentes, créame, todas somos necesarias, pero también piense que en exceso todo es “contraproducente”.

A partir de hoy quiero decirle que espero que coincidamos algún día, eso sí, únicamente le “permitiré” quedarse de visita porque he comprendido que pasar mucho tiempo con usted es “adictivo” a la par que “destructivo”. Por este motivo, además de con “serenidad” voy a empezar a relacionarme con “soledad”, “bienestar” y “alegría”, sí, con todas ellas, porque en estos momentos tan difíciles para mí me han demostrado que, si recurro a ellas, si las busco, ellas van a estar ahí para acompañarme, eso sí, nunca para “robarme” espacio, siempre para compartirlo.

Por hoy y, espero, para mucho tiempo decido separarme de usted, marcar “distancias” y, ¡cómo no!, también, al fin, con este gesto poder descansar.

Vanesa Romero Montesinos

Pienso que es un relato que, independientemente de que tengas o no un diagnóstico de salud mental ,puedes verte reflejada en él. Creo que las personas tenemos momentos en los que no sabemos qué hacer con este sentimiento de angustia del que hablo. Actualmente soy usuaria del Centro de Rehabilitación e Integración Social (CRIS) de Fundación Manantial en Carcaixent. Trabajo, estudio, he escrito dos libros sobre mi experiencia personal, mis vivencias y estoy escribiendo el tercero y todo esto sin un centro y unas profesionales y personas humanas como las que allí trabajan nunca hubiese sido posible ¡¡¡¡Gracias mil!!!

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1 comentario

  1. Me quito el sombrero Vanesa. Me encanta tu "Carta a la angustia". Gran escritora y en tus líneas, sin duda, nos vemos todos reflejados.
    Gracias por tu maestría y por compartirla con nosotros

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