Cuando hablamos de red en salud mental nos referimos a un conjunto de relaciones interpersonales que están sustentadas por la amistad, el trabajo, el parentesco o el ocio. Este tipo de redes son esenciales para cualquier persona, ya que sin un mínimo de relaciones personales con una cierta calidad puede resultar difícil garantizar el bienestar. En este contexto, Fundación Manantial ha celebrado la XVIII Jornada Anual ‘Redes en Salud Mental: entre lo institucional y lo comunitario’.

La inauguración ha corrido a cargo de Francisco Sardina, presidente del Patronato de la Fundación Manantial; e Ignacio Tremiño, director general de Atención a Personas con Discapacidad de la consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid, quién ha destacado la importancia de desestigmatizar a las personas con problemas de salud mental.

Durante su intervención en la jornada José Ramón Ubieto, psicoanalista, profesor de psicología de la Universitat Oberta Catalunya (UOC) y autor de “El mundo poscovid. Entre la presencia y o virtual”, es imprescindible que existan redes para el cuidado de la salud mental, puesto que “la normalidad no existe, es una ficción que sostenemos para reasegurarnos frente a lo que no funciona”. Es por eso que “para encontrar un lugar a nuestra singularidad, que nos permita formar parte de una comunidad sin anonimato ni pérdida de nuestros rasgos propios, es necesario ‘inventar’ una fórmula que nos acoja”. Sin embargo, debemos tener en cuenta que “pueden surgir redes muy autosuficientes, cuando se miran demasiado a sí mismas y niegan el principio que las constituyó: la independencia del otro” asegura Ubieto.

Estas redes se constituyen “por la necesidad del ser humano de no afrontar solo las transformaciones que implica la vida, como la adolescencia, las rupturas de pareja, las innovaciones tecnológicas o los procesos migratorios” y quienes participan “son conscientes de su vulnerabilidad y de los beneficios que pueden obtener si arriesgan a colaborar con otros”, explica el psicoanalista.

Del mismo modo, para Ubieto: “a veces, las propias redes son ellas mismas excluyentes, al mantener a las personas en circuitos tan especializados que nada tienen que ver con la vida real”. Esto es resultado de “una red completa y omnividente que genera un funcionamiento endogámico y que tiende a excluir al que no acepta esa homogeneización”.

En este sentido, el trabajo en red efectivo trata de “producir algo nuevo a partir de lo ya existente, teniendo en cuenta la dimensión colectiva –salud mental, violencia o precariedad social– y la dimensión individual –decisiones o consentimiento–». Además, desempeñan un papel importante, ya que permiten ser más eficientes al mismo tiempo que se consiguen los máximos objetivos comunes.

Para alcanzar estos objetivos se exige “constancia, regularidad, presencia del cuerpo y apertura al enigma y la sorpresa. En definitiva, se busca mejorar la vida de las personas con problemas de salud mental”, puntualiza Ubieto.

Redes institucionales para el bienestar de la salud mental

Para asegurar un bienestar en la salud mental, las redes institucionales tienen un papel fundamental, afirma Javier Segura, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Vicepresidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP). “Las redes institucionales funcionan con dinámicas jerárquicas, burocráticas e interpersonales, lo que podría parecer que va en detrimento de lo que se entiende por red”. Según este experto, esto no tendría por qué ser así, ya que “las redes institucionales pueden ser una oportunidad para articular otras redes dispersas, más pequeñas y deslocalizadas y así unir fuerzas y sinergias”.

La Jornada también ha contado con la presencia de Antonio Gallego, director del Área Social del Ayuntamiento de Parla; Daniel Gil, jefe de Servicio de Trabajo Social del Hospital Puerta de Hierro (Majadahonda); Mercedes Navío, coordinadora de la Oficina Regional de Salud Mental del Servicio Madrileño de Salud, y Abelardo Rodríguez, coordinador de la Red de Atención Social a personas con enfermedad mental de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid, que han dialogado sobre redes institucionales de atención a la salud mental”.

Por su parte, Marcos García Cristóbal, director de Medialab Prado hasta 2021 y miembro del equipo de coordinación de la Red de laboratorios ciudadanos de la Comunidad de Madrid, ha hablado de la capacidad transformadora de las personas y las comunidades, y ha explicado qué es un laboratorio ciudadano y sus posibilidades: “un espacio de puesta en común de ideas, un espacio de tolerancia al error, un espacio donde construir una nueva comunidad, construir vínculos. Son la base de redes de apoyo mutuo, claves para la vida».

La última mesa de diálogo, titulada “El cuidado de la salud mental en las redes comunitarias” y moderada por Javier Ibáñez, técnico de Innovación Social en Las Naves del Centre d’Innovació de Valencia, ha contado con la participación de Sandra Candelas, técnica de Proyectos de Trabajo Comunitario y Formación en Equipo Andecha; Hernán Sampietro, psicólogo social y coordinador de Proyectos en ActivaMent; Jara Cubillo, médica de familia y comunitaria en el Área de Promoción de la Salud y Equidad del Ministerio de Sanidad, y Jorge Hermida, director de la Coordinadora Infantil y Juvenil Vallecas.

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Fotografías: Rafael Muñoz y Vicente Aguilera (Imagen en Acción)