Tras participar de la formación, mi libreta está llena de preguntas. Personalmente, suelo moverme mejor entre preguntas que entre afirmaciones contundentes.
Creo que las afirmaciones me han aportado a veces una sensación de falsa seguridad y, a lo largo de este año trabajado en el CRIS, me he dado cuenta de que nuestro día a día tiene poco de certezas y seguridades.
Esta formación me ha ayudado a poner palabras y situar mejor algunos de los cuestionamientos que me he ido abriendo a lo largo de estos meses. Durante las sesiones dedicamos un tiempo a dialogar sobre con quiénes trabajamos y en qué consiste nuestro trabajo. Me hago consciente de que mi manera de explicar a lo que me dedico ha cambiado mucho de un tiempo a esta parte.
Hace un tiempo utilizaba términos como “enfermedad mental grave”, “integración”, “mejorar la habilidades cognitivas”, “diagnóstico”… Lo cierto es que ahora, a menudo, aún me cuesta encontrar las palabras con las que sentirme cómoda, pero empiezo a familiarizarme con otros términos como “sufrimiento psíquico”, “subjetividad”, “experiencias inusuales”, “formulación de casos”, “hipótesis”… Y tantas otras que, aunque aún no sé si me convencen del todo, nos ayudan a entendernos, como: “persona usuaria”, “problemas de salud mental”, “recuperarse”, “vulnerable”, “intervención” o “funcional”. Probablemente dentro de un tiempo estas palabras que me hacen sentir más o menos cómoda cambiarán y serán otras, y lo celebro.
Tras la formación recupero algunas ideas. Las anoto, no a modo de afirmaciones categóricas, sino quizás más bien como reflexiones, preguntas o intuiciones que me ayudan a repensarme y repensar lo que hago. Traigo aquí algunas de ellas:
- El vínculo es bidireccional y no se construye a base de interrogatorios sobre “las cuestiones importantes”. ¿Qué espacios informales podemos compartir, aunque sea para hablar de cosas aparentemente intrascendentes?
- Pasar del “qué tienes” al “qué te ha pasado” es liberador y “desculpabiliza”.
- ¿Cuáles de los miedos y preocupaciones tienen que ver más conmigo que con las personas usuarias?
- No se trata de cambiar el contexto de la persona, sino de ofrecer oportunidades. El foco de mi mirada debe ir más allá de evitar que tome tantas Coca-Colas o deje esa relación que considero “poco sana”.
- ¿En qué situaciones estoy cayendo en la tentación del control, disfrazándolo de preocupación o protección? ¿Y en cuáles puedo estar tendiendo al abandono?
- Debemos aprender a trabajar en la crisis, aunque eso a veces signifique sostener los “no tengo ni idea de qué debería hacer en este momento”.
Gracias a Miguel Ángel Castejón por ayudarnos a ir entretejiendo todas estas reflexiones y ponerse en juego desde la cercanía y la honestidad.
Me hago consciente de que muchas de las reflexiones de la formación no tienen que ver tanto con la realidad de las personas usuarias, sino con cómo es nuestra mirada y desde dónde hacemos lo que hacemos, para que nuestro acercamiento brote más desde la pregunta fecunda que desde las certezas y convicciones.
Sara Beltrán. CRIS de Vila-real (Castellón)