Ya van muchos años curioseando por textos y artículos relacionados con esto de la salud mental. Recogiendo opiniones, desde los más academicistas, bastante cercanos al discurso mayoritario, hasta aquellos artículos generados en primera persona o desde aquellas/os profesionales que escuchan de manera distinta. El caso que nos ocupa, Fernando Colina, ya empieza a ser un clásico de la formación interna de la Fundación Manantial y genera mucha atracción en los y las profesionales que trabajan en los distintos dispositivos, porque trae una mirada muchas veces necesaria para no perder el sentido de las intervenciones. Esto queda reflejado en esta formación sobre «Paranoia y Melancolía» que, una vez más, llenó la sala, esta vez de forma virtual.

Si vamos a escuchar a Colina, primero que nada debemos tener en cuenta que no nos va hablar de enfermedades, sino de malestares y de las subjetividades del individuo. Utiliza una estructura clínica, que concreta en tres tipos de configuraciones: límite, psicótica y neurótica. Esto es utilizado como un marco que le sirve para pensar en el otro teniendo en cuenta su historia y su relato. Nos movemos en un mundo de clasificaciones, y estas etiquetas son infinitas. Sin embargo, pese a estas etiquetas, Colina propone encontrarnos en aquello que nos acerca, escuchar desde aquello que conocemos. Desde este objetivo, pretende transmitir una mirada que nada tiene que ver con aquellos imperativos biologicistas, poniendo especial atención a dos herramientas que considera esenciales: el deseo y el lenguaje, que nos permitan, a su vez, preguntarnos qué le pasa a la persona con la que trabajamos y no qué es lo que tiene.

En este curso en concreto, nos habla de melancolía y paranoia. Ante estos dos conceptos, hace un recorrido por las distintas configuraciones antes mencionadas, recalcando sus diferencias, pero volviendo a rescatar las subjetividades individuales que van más allá de dichas configuraciones propuestas y resaltando aquellas cosas que nos pueden acercar a estas situaciones de melancolía y paranoia. Hace especial mención al síntoma como defensa, no como trastorno, algo importante para poder incluir en nuestra escucha, algo que a su parecer no debe ser desechado, sino considerado.

Las preguntas más recurrentes durante el curso iban orientadas a nuestro posicionamiento como profesionales de la salud mental, mostrando así la inquietud por mejorar nuestras intervenciones, sobre todo relacionado con el trato. La respuesta de Colina consistía principalmente en encontrar esos resquicios que parecen olvidados, de los que en el día a día nos alejamos, dividiéndonos a través de jerarquías y estereotipos. Aprender a escuchar, aprender a mirar al otro, no es una lista de instrucciones, ni un protocolo a seguir, sino un posicionamiento ante cómo queremos trabajar e intervenir, marcado por el objetivo de pensar en el otro, no como alguien a quien arreglar, sino como alguien a quien acompañar en lo que necesita, desea y precisa, buscando un lenguaje común, convirtiendo así el trato en una intención.

Ruth Nadal, Centro de Rehabilitación Psicosocial «Arganda»

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *