Compartir experiencias, retos, hablar sobre la operatividad de la función directiva y sobre qué decisiones tomar, quién, cuándo, y cómo hacer con las decisiones que nos resultan más difíciles… Poder esclarecer al menos un poco la pregunta ¿lo estoy haciendo bien?, fueron algunas de las cuestiones que me invitaron a apuntarme en el curso La toma de decisiones en la dirección de equipos impartido por Alejandro Martínez

Uno de los primeros aspectos que me llamaron la atención del curso fue cuando escuché lo de pensarse distinto. Con esto entendí, que como directora trabajas con el equipo, pero desde otro lugar, sin estar totalmente dentro. Desde un lugar en el que se tiene la responsabilidad de facilitar espacios para ayudar a pensar al equipo, para discutir la información, para elaborar en grupo, y también de pronunciarse cuando algo no se ve claro antes de acreditarlo, teniendo presentes el compromiso con la institución y, principalmente, el compromiso con la atención y las necesidades de las personas usuarias.

También me gustó poder pensar en otras cosas, aunque parezcan obvias, como que cuantas más decisiones tomemos, más probabilidades tendremos de equivocarnos. Además, en tener la capacidad y humildad de escuchar al equipo, reconocer los errores y/o resistencias, intentar distinguir cuándo una petición es urgente y cuándo no, y tomarnos tiempo para pensar y dar respuestas. Admitir la contradicción y la incertidumbre, y aliviar alguna angustia que otra, pienso, son aspectos que también forman parte de nuestro rol. 

Al realizar el curso y escuchar a otras compañeras y compañeros de la Fundación, algunos con muchos años recorridos en la dirección de equipos y otros menos, como es mi caso, me ayudó a darme cuenta de que se trata de un aprendizaje constante y el reto nunca acaba. Siguen surgiendo dudas, malestares, y el trabajo por mejorar las propias funciones y la operatividad de los equipos tiene que ser continuo, para que podamos acompañar a las personas que atendemos de la mejor manera en sus procesos.

En este tipo de encuentros y formaciones, escuchar otras experiencias de profesionales que están en una posición similar, al menos a mí me tranquiliza y me ayuda a pensar en otras alternativas que pueden ser útiles en el trabajo diario. Al mismo tiempo, las orientaciones del formador, en este caso, me ayudaron a centrarme y a recolocarme, a tomar valor, y a continuar en la tarea, a veces difícil pero necesaria e inherente al cargo (y a la vida) de la toma de decisiones.

Licina Leila Bochiche, Centro de Rehabilitación e Integración Social (CRIS) Ciutat de Vila-real.

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