¿Estoy enfermo /a? ¿Por qué estoy triste?

La conferencia de Miguel Castejón sobre el «mito de la cronicidad» nos acerca a un viaje fascinante entre la histórica guerra entre la ciencia y las emociones. El modelo biomédico parece predominar pese a la falta de pruebas pero desde mi percepción, la ciencia tiene complicado poder entrar en lo subjetivo “en lo que yo tengo pero otros no ven”. La pregunta podría ser si se pueden estudiar científicamente los problemas de salud mental. En una ocasión tuve la suerte de escuchar a un compañero hablar sobre la necesidad humana de valer. La valía entendida como la necesidad de ser necesitado y el ser necesitado como sinónimo de merecer. Para que todo esto se pueda dar es fundamental que exista una relación interpersonal que nos conecte con el mundo, con las personas. Porque al final, la valoración es una necesidad para poder vivir. La relación de encuentro con el otro que se favorece en nuestros centros es una oportunidad para poder hacer o sentir de una forma diferente. Como bien decía Miguel, es necesario buscar modelos de trabajo donde la gente pueda relacionarse con más gente herida o triste. Poder normalizar estas emociones puede ofrecer una aplicación práctica dentro de nuestro bienestar emocional.

Los mitos son narraciones del pasado que intentan dar respuesta a cuestiones que podían parecer inexplicables y, por otro lado, el concepto de cronicidad proviene de la Medicina y se refiere a la larga duración de una enfermedad o a su resistencia a las terapias. Todo esto me convoca para poder pensar y reflexionar sobre la idea de enfermedad, porque no es suficiente encontrar una causa genética para decir que hay una enfermedad. El sufrimiento, el hecho de sufrir o padecer dolor físico o moral, quizás abarca mucho más de lo que la ciencia puede explicar.

Bianca Gallego de Castro. Centro de Día «Parla».

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